Se ha comprobado que cada parte del cerebro está en relación con los nervios de la mano. El estudio de las líneas de la mano nos revelará, por lo tanto, la marcha del pensamiento de un individuo, su carácter y sus tendencias escondidas.
Cuando se produce un cambio durable, en los objetivos del sujeto, las líneas toman una dirección distinta. Nos revelan, en consecuencia, no su porvenir sino sus disposiciones espirituales actuales.
En efecto, salvo si se trata de una vocación ya realizada - y en ese caso está claramente inscrita en la mano - nuestra vida no tiene un trazado fijo. Tenemos encuentros, estamos influidos, y nuestras experiencias transforman nuestros primeros objetivos. Pero nuestra auténtica naturaleza, nuestro carácter habitual, están escritos en nuestra mano.
Saber leerlos es conocernos mejor, aprender a fortalecer nuestros puntos flacos y a desarrollar nuestras dotes.